Las granjas de contenido (content farms), en el contexto del Internet, son empresas que emplean un gran número de escritores para generar grandes cantidades de contenido textual. Este negocio de las granjas de contenido está en que Google acuda con frecuencia a su sitio web y le deje tener buenos rankings para términos clave largos. Su talón de Aquiles es precisamente ese: que dependen enteramente del buscador. La mayor parte del tráfico y de los ingresos que reciben depende de esto. Ejemplos de estas compañías son Demand Media y Suite101.
El problema con esto es que Google podría cerrar el grifo en cualquier momento y esas empresas dejarían de recibir sus ingresos. Todos contenemos la respiración cada vez que Google renueva sus algoritmos, hasta que vemos en qué posición quedan nuestros sitios para las palabras clave que más nos importan económicamente. Muchos sitios desaparecen cada vez que esto ocurre. Ocurrió a muchos directorios de Internet hace un par de años.
¿Serán las granjas de contenido las siguientes? Si estas empresas son tan dependientes de los buscadores, entonces se convierten en negocios peligrosos. Una posibilidad es que sean consideradas spam. Algunos piensan que estos sitios web se nutren de contenido autogenerado, pero las empresas lo niegan.
Por otro lado, los directorios de artículos (como ezinearticles.com) están ahí desde hace mucho tiempo, siendo cada vez más numerosos y exitosos.
Es poco probable que Google eche abajo estas granjas de contenido porque, entre otras cosas, gana millones con ellas a través de Adsense. Una cosa está clara: el futuro de las granjas de contenido depende de Google.
Otra de las consecuencias directas de la presencia de estas poderosas empresas que se abren camino con fuerza en el mundo de las palabras clave largas es que su cuota de mercado es cada vez mayor. ¿Dónde van a quedar entonces los dueños de pequeños sitios web? ¿Estamos destinados a desaparecer? Y, si es así, ¿por qué no nos ponemos ya a construir (al menos uno) sitios con autoridad temática y nos aseguramos nuestro pequeño trozo de pastel que nos permita sobrevivir?