No paramos de recibir correos electrónicos promocionando artículos o servicios. Principalmente en el área de ‘cómo ganar dinero en internet’ es tremendamente frecuente que nos llenen la cabeza con un montón de mentiras. Hoy mismo he recibido un mensaje que comienza diciendo:
“Acabo de hablar con un amigo sobre lo fácil que es -y cada vez más fácil- ganar tan solo unos pocos miles de dólares al mes online”
Lo he recibido de alguien en quien confío, un profesional creíble. Y todo para promocionar un producto. A esto podemos añadir otros varios mensajes en los que te dicen que alguien sin estudios, o alguien desesperado porque no puede pagar el último recibo de su casa, o un crío de 16 años que se aburría en casa y entonces descubrió un sistema mediante el cual ahora gana doce mil dólares al mes. Encima te dicen, para que no te preocupes, que es una persona normal, como tú y yo. Cuando ya te sientes completamente idiota, rematan la faena diciendo que el sistema que promocionan es a prueba de idiotas.
Así, absolutamente acorralado desde todos los puntos de vista, compras el producto, a escondidas (no olvidemos que es para los más negados). Uno piensa entonces… como no gane dinero esta vez con esto, ¿qué voy a pensar de mí mismo?
Yo mismo tengo que confesar haber utilizado estas técnicas alguna vez. Ciertamente, no tengo intención de aparentar otra cosa con este escrito. La ilusión del dinero fácil es extraordinariamente atractiva y todos podemos caer alguna vez en esa trampa, como promotores de productos o servicios, o como clientes.
Quizás nuestra sociedad actual es adicta al engatusamiento mercantil. ¿Es que no vamos a comprar si no intentan engañarnos? Si alguien intenta vendernos algo sin exagerar los beneficios y no escondiendo los posibles problemas, ¿implica esto necesariamente que no vamos a comprar?
Puede ser que no exista ninguna forma de honestidad o transparencia en el marketing. De hecho, el envoltorio de nuestro regalo no deja ver lo que hay dentro. Algunos se preguntan si la apariencia, o realidad, del marketing honesto, practicado de forma ocasional, no es más que otra estrategia de marketing bien meditada.
Si alguien declara ser honesto, ¿por qué lo hace? dime de qué presumes y te diré de qué careces… así que si un vendedor nos declara su honestidad, pensaremos todo lo contrario.
Otros profesionales dicen “Intenté ser honesto, pero no vendía nada. Parece que la gente necesita que le traslademos a un mundo ideal. No es culpa nuestra”
La realidad ética es que la honestidad en el marketing es lo que debería ser. Me gustaría conocer tu opinión, amiga lectora, o amigo lector.